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Publicado por Redacción EP |6 de agosto de 2025

Herpes zóster: todo lo que necesitas saber

Herpes zóster

El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral dolorosa que afecta principalmente a la piel y a las raíces nerviosas. Aunque la mayoría de las personas tienen una experiencia relativamente breve con la enfermedad, en algunos casos puede derivar en complicaciones graves. En este artículo, vamos a explicarte qué es el herpes zóster, cuáles son sus síntomas, sus causas y cómo se puede tratar y prevenir.

¿Qué es el herpes zóster?

El herpes zóster es una reactivación del virus varicela-zóster, el mismo virus que causa la varicela. Después de que una persona ha sufrido varicela, el virus no desaparece por completo, sino que permanece latente en el sistema nervioso, en las raíces nerviosas cercanas a la médula espinal y al cerebro. A lo largo de los años, el virus puede reactivarse y viajar a lo largo de los nervios hacia la piel, provocando la erupción característica de herpes zóster.

El herpes zóster afecta generalmente a una sola zona del cuerpo y puede causar dolor significativo, especialmente en la zona donde se desarrolla la erupción. La erupción suele aparecer como un conjunto de ampollas llenas de líquido, que se rompen y forman costras en un periodo de unos 7 a 10 días. Aunque el herpes zóster es menos común que la varicela, puede ser más grave en personas mayores o aquellas con sistemas inmunológicos debilitados.

Síntomas del herpes zóster

Dolor y molestias iniciales

Uno de los primeros síntomas del herpes zóster es un dolor o ardor en una zona específica de la piel, generalmente en un lado del cuerpo. Este dolor puede ser punzante, intenso o similar a una sensación de escozor. En algunas personas, también puede ir acompañado de picazón o una sensación de sensibilidad aumentada en la zona afectada.

Aparición de la erupción

En pocos días, el dolor suele ir acompañado de una erupción cutánea en la misma área. La erupción comienza como manchas rojas que se convierten rápidamente en ampollas llenas de líquido. Estas ampollas se agrupan y forman un patrón que generalmente afecta a un solo lado del cuerpo o rostro, siguiendo la ruta de los nervios.

Con el tiempo, las ampollas se rompen y se convierten en costras, un proceso que dura aproximadamente entre una y dos semanas. Durante este tiempo, el riesgo de contagiar a otras personas es mayor, especialmente si la persona infectada aún tiene ampollas abiertas.

Síntomas adicionales

Además del dolor y la erupción, algunas personas también pueden experimentar síntomas adicionales como:

  • Fiebre ligera.
  • Dolor de cabeza.
  • Fatiga o sensación de cansancio general.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Pérdida de apetito.

Causas y factores de riesgo

El herpes zóster es causado por la reactivación del virus varicela-zóster, el cual permanece inactivo en el sistema nervioso después de una infección de varicela. Con el paso de los años, el sistema inmunológico de algunas personas puede volverse más débil, lo que facilita la reactivación del virus.

Factores que aumentan el riesgo de herpes zóster:

  1. Edad avanzada: Las personas mayores de 50 años tienen un mayor riesgo de sufrir un episodio de herpes zóster, ya que el sistema inmunológico tiende a debilitarse con la edad.
  2. Sistema inmunológico debilitado: Personas con afecciones como el VIH, cáncer o aquellas que están recibiendo tratamientos como quimioterapia, radioterapia o medicamentos inmunosupresores tienen un mayor riesgo de desarrollar herpes zóster.
  3. Estrés: El estrés físico o emocional también puede desencadenar la reactivación del virus.

Tratamiento del herpes zóster

Aunque no existe una cura para el herpes zóster, el tratamiento adecuado puede aliviar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones. El tratamiento generalmente incluye:

Medicamentos antivirales

Los medicamentos antivirales, como el aciclovir, valaciclovir o famciclovir, pueden ayudar a reducir la duración de los síntomas y a disminuir la severidad de la infección. Estos medicamentos son más efectivos cuando se inician dentro de las primeras 72 horas después de la aparición de la erupción.

Analgésicos

El dolor asociado con el herpes zóster puede ser intenso, por lo que es común que se prescriban analgésicos, como paracetamol o ibuprofeno, para aliviar la molestia. En casos de dolor más severo, los médicos pueden recetar medicamentos más fuertes.

Tratamientos tópicos

Existen cremas y lociones que pueden ayudar a aliviar el dolor o la picazón en la piel afectada. Algunas personas también encuentran alivio con la aplicación de compresas frías.

Tratamiento para complicaciones

En casos graves, como cuando el herpes zóster afecta los ojos o el sistema nervioso, el tratamiento puede incluir intervenciones más específicas, como la administración intravenosa de antivirales o atención hospitalaria.

Complicaciones del herpes zóster

Una de las complicaciones más comunes del herpes zóster es la neuralgia postherpética, que es un dolor persistente que dura incluso después de que la erupción haya desaparecido. Esta complicación afecta principalmente a las personas mayores y puede durar meses o incluso años.

Otras complicaciones incluyen:

  • Infecciones secundarias: Si las ampollas se rompen y no se cuidan adecuadamente, pueden infectarse con bacterias.
  • Pérdida de visión: Si la erupción afecta a los ojos, puede provocar daño ocular y pérdida de visión.
  • Complicaciones neurológicas: En casos raros, el herpes zóster puede afectar al cerebro, lo que puede causar encefalitis o parálisis facial.

Prevención del herpes zóster

La mejor forma de prevenir el herpes zóster es mediante la vacunación. La vacuna contra el herpes zóster está disponible para adultos mayores de 50 años, y su administración puede reducir el riesgo de padecer la enfermedad y de sufrir complicaciones graves.

Además de la vacuna, otras medidas preventivas incluyen:

  • Mantener un sistema inmunológico fuerte mediante una dieta balanceada, ejercicio regular y evitando el estrés excesivo.
  • Consultar a un profesional de la salud si tienes antecedentes de varicela o crees que estás en riesgo de desarrollar herpes zóster.

Conclusión

El herpes zóster es una infección viral que puede causar dolor y complicaciones duraderas. Aunque no siempre se puede evitar, el tratamiento adecuado puede reducir los síntomas y el riesgo de complicaciones. Si eres mayor de 50 años o tienes un sistema inmunológico debilitado, la vacuna contra el herpes zóster es una excelente manera de protegerte. Consulta con tu médico si crees que puedes estar en riesgo o si experimentas síntomas asociados con esta enfermedad.

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