Liquen escleroso: una guía clara para cuidar tu piel

El liquen escleroso es una afección dermatológica crónica que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Aunque suele presentarse en la zona genital, también puede manifestarse en otras áreas del cuerpo.
De la mano del Dr. Ricardo Ruiz y la Dra. Elena Tevar te contamos qué es, cómo afecta a la piel y qué opciones existen para tratarlo de forma efectiva en este vídeo:
En este artículo, ampliamos información clara y práctica sobre esta condición, sus síntomas, causas y opciones de tratamiento, para que puedas tomar decisiones informadas sobre tu salud cutánea.
¿Qué es el liquen escleroso?
El liquen escleroso es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de manchas blancas, adelgazamiento de la piel y, en ocasiones, cicatrices. Aunque puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, es más común en mujeres postmenopáusicas.
Síntomas comunes
Los síntomas del liquen escleroso varían según la persona y la zona afectada. Algunos de los más frecuentes incluyen:
- Picazón intensa: especialmente en la zona genital.
- Dolor o molestias: que pueden dificultar actividades cotidianas como sentarse o tener relaciones sexuales.
- Manchas blancas o áreas descoloridas: en la piel afectada.
- Adelgazamiento y fragilidad de la piel: que puede llevar a desgarros o sangrado.
- Cicatrices: en casos avanzados, pueden producirse cicatrices que alteran la anatomía normal de la zona.
Es importante destacar que algunas personas pueden no presentar síntomas evidentes, lo que puede retrasar el diagnóstico.
Causas y factores de riesgo
La causa exacta del liquen escleroso no se conoce completamente, pero se cree que factores autoinmunitarios, hormonales y genéticos pueden desempeñar un papel en su desarrollo.
Entre los factores de riesgo se incluyen:
- Sexo femenino: especialmente en mujeres postmenopáusicas.
- Antecedentes familiares: de enfermedades autoinmunitarias.
- Desequilibrios hormonales: que pueden influir en la aparición de la enfermedad.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del liquen escleroso generalmente se basa en la evaluación clínica realizada por un dermatólogo o ginecólogo. En algunos casos, puede ser necesaria una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones.
Opciones de tratamiento
Aunque el liquen escleroso es una enfermedad crónica sin cura definitiva, existen tratamientos efectivos para controlar los síntomas y prevenir complicaciones:
- Corticosteroides tópicos: son el tratamiento de primera línea. Se aplican directamente sobre la piel afectada para reducir la inflamación y aliviar los síntomas.
- Inhibidores de la calcineurina: como el tacrolimus, pueden ser una alternativa en casos donde los corticosteroides no son adecuados.
- Terapias regenerativas: como el láser ginecológico, han mostrado mejoras significativas en los síntomas y la calidad de vida de las pacientes.
- Cirugía: en casos graves con cicatrices que afectan la función normal, puede considerarse la intervención quirúrgica.
- Dispositivos láser: nuestro nuevo láser Ultraclear que realiza microperforaciones a nivel cutáneo, que empleamos en la zona genital y que nos permite utilizar el corticoide encima y potenciar la eficacia. De esta manera, logramos una mayor eficacia sin tener que llegar a utilizar tratamientos sistémicos.
Es fundamental seguir las indicaciones médicas y mantener un seguimiento regular para ajustar el tratamiento según la evolución de la enfermedad.
Consejos para el cuidado diario
Además del tratamiento médico, adoptar ciertos hábitos puede ayudar a manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida:
- Higiene suave: utiliza productos sin fragancia y evita el uso de jabones agresivos en la zona afectada.
- Ropa cómoda: opta por prendas de algodón y evita la ropa ajustada que pueda irritar la piel.
- Lubricantes: en caso de sequedad o molestias durante las relaciones sexuales, el uso de lubricantes puede ser beneficioso.
- Evita rascarte: aunque la picazón puede ser intensa, rascarse puede empeorar la condición y causar lesiones.
Recuerda que cada persona es única, y lo que funciona para una puede no ser adecuado para otra. Por ello, es esencial consultar con un profesional de la salud para recibir una atención personalizada.