Técnicas de injertos: qué son, cuándo se usan y cómo elegir la mejor opción

En Clínica Dermatológica Internacional comprendemos que oír hablar de un injerto de piel puede generar dudas e incluso cierto temor. Nuestro propósito con este artículo es ofrecer una explicación clara y accesible sobre qué son los injertos, en qué casos se recomiendan, cómo se realizan y qué cuidados garantizan la mejor recuperación. Además, destacamos la experiencia de los doctores César Casado y Felipe Salinas, referentes en cirugía reconstructiva y estética por su equilibrio entre precisión médica y sensibilidad estética.
¿Qué es un injerto y cuándo se recomienda?
Definición práctica de injerto de piel
Un injerto consiste en trasladar piel sana de una parte del cuerpo hacia otra zona que ha sufrido daño o pérdida de tejido. Este procedimiento busca restaurar la integridad, función y apariencia de la piel, favoreciendo una cicatrización óptima tanto desde el punto de vista médico como estético.
Principales situaciones en que se aplica
Los injertos se recomiendan cuando una herida no puede cerrarse por sí sola o mediante suturas simples. Esto incluye:
- Quemaduras profundas o úlceras crónicas.
- Defectos tras la extirpación de un tumor cutáneo.
- Pérdida de piel por traumatismos o cirugías extensas.
Tipos de injertos: cómo se distinguen y cuándo elegir uno u otro
Injerto parcial o de espesor parcial
Un injerto parcial implica tomar la epidermis completa, la capa más externa de la piel y una porción de la dermis, la capa media de una zona donante. Se obtiene así una lámina fina de piel que se coloca sobre la zona lesionada. La recuperación de la zona donante requiere cuidados durante varias semanas, ya que la piel debe regenerarse progresivamente.
Este tipo de injerto es útil cuando la lesión es extensa y se necesita cubrirla de manera rápida y efectiva, aunque el resultado estético inicial pueda no ser perfecto. Las variaciones de textura o color pueden mejorarse posteriormente con tratamientos complementarios.
Injerto de espesor total
En este injerto se traslada la epidermis y la dermis completas, obteniendo una piel de mayor grosor y calidad. La zona donante debe cerrarse mediante suturas, lo que acelera su recuperación, aunque hace que la integración del injerto sea más delicada.
El resultado estético es más satisfactorio, ya que la textura, el grosor y el color del injerto se asemejan más a la piel original. Por ello se emplea con frecuencia en zonas visibles como rostro, cuello o manos.
Injertos compuestos y sustitutos cutáneos
Cuando no es posible obtener suficiente piel de la zona donante o existen limitaciones médicas, se valoran técnicas que incluyen tejidos adicionales, como grasa o estructuras más complejas. También pueden utilizarse sustitutos cutáneos temporales —como piel de donante o materiales de laboratorio— hasta que la zona receptora esté en condiciones óptimas para recibir un injerto definitivo.
Cuidados, expectativas y resultado: lo que debes saber antes de decidirte
Preparación antes de la intervención
Para lograr buenos resultados, la zona donante debe tener características similares en grosor, color y elasticidad a la piel de la zona receptora. Es fundamental que la zona donde se colocará el injerto esté saludable, sin infección y con un buen aporte sanguíneo. Durante la consulta con los doctores Casado o Salinas se valorará tu estado general, los medicamentos que tomas y tus expectativas sobre el resultado final.
Qué sucede durante la intervención y los primeros días después
Durante el procedimiento se fijará la piel trasplantada mediante suturas o grapas. Es esencial mantener la zona inmovilizada y protegida con apósitos limpios. Puede ser necesario limitar ciertas actividades para evitar tensión o desplazamiento del injerto. Entre los cuidados posteriores se incluyen una higiene suave, evitar la humedad excesiva, proteger la zona del sol tras la cicatrización y acudir a las revisiones pautadas.
Posibles complicaciones y cómo reconocerlas
Entre las complicaciones más habituales se encuentra que el injerto no “prenda” adecuadamente. Esto puede manifestarse si la piel injertada se ve pálida, oscura o presenta bordes con signos de necrosis.
Otra complicación es la infección, que puede identificarse por dolor creciente, supuración, mal olor o un enrojecimiento más intenso de lo esperado.
En los injertos de espesor parcial es posible que aparezca una contracción progresiva con el tiempo, ya que la piel es más fina y tiende a retraerse. Los injertos de espesor total suelen presentar una evolución cicatricial más estética, aunque la zona donante puede quedar algo más sensible.
Todas estas situaciones se controlan cuidadosamente durante las visitas de seguimiento.
Conclusión
Los injertos son una solución eficaz para recuperar la integridad de la piel en casos de lesiones complejas, quemaduras, cirugías oncológicas o heridas que no cicatrizan de forma natural. La clave del éxito radica en una correcta indicación, una técnica precisa y un seguimiento cuidadoso.
Con los doctores César Casado y Felipe Salinas, los pacientes cuentan con la experiencia de especialistas que combinan conocimiento médico, precisión quirúrgica y sensibilidad estética. En Clínica Dermatológica Internacional cada paciente recibe una valoración individual y un acompañamiento constante, asegurando que el resultado sea funcional, armónico y seguro.

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