Dermatitis atópica, la enfermedad de moda en dermatología
Nuevos tiempos corren para la dermatitis atópica, tanto en niños como en adultos. Y es que entre el año pasado y en el que nos encontramos verán la luz novedosos tratamientos que van a suponer un antes y un después en el manejo de la dermatitis atópica moderada-severa y el principal síntoma asociado, el picor, que tanto afecta la calidad de vida de los pacientes que la padecen.
Coincidiendo con la Reunión del Grupo Nacional de Dermatología Pediátrica que tuvo lugar en Barcelona y el Congreso Americano de Dermatología que está aconteciendo estos días, se ha presentado el uso en mayores de 6 años el primer tratamiento biológico empleado en dermatitis atópica grave que no responde a otros tratamientos médicos empleados. Si lo quisiéramos explicar de forma sencilla, podríamos decir que frente a los tratamientos clásicos sistémicos (por vía oral o inyectados) empleados en dermatitis atópica, los tratamientos biológicos son muchísimo más selectivos, al bloquear vías específicas de inflamación implicadas en esta enfermedad, permitiéndoles ser tratamientos "más limpios" en su actuación. Los resultados en pacientes adultos, adolescentes y niños son francamente sorprendentes, unido a la escasa aparición de efectos adversos relevantes. Además, no es necesario monitorización analítica, con lo que evitaríamos a nuestros pacientes (y especialmente lo agradecerán los más pequeños) la necesidad de extracciones analíticas repetidas. Los que llevamos años dedicándonos a la dermatología pediátrica estamos realmente ilusionados con poder tener un tratamiento eficaz y seguro en esta patología que tanto vemos en consultas; para que os hagáis una idea, algunos estudios estiman que 1 de cada 5 niños tendría dermatitis atópica (¡¡un 20%!!), con un 1/3 experimentando formas de difícil control.
Pero por si esto fuera poco, en este año se aprobarán en nuestro país otros 3 nuevos tratamientos para esas formas moderadas-severas en pacientes adultos y/o adolescentes mayores de 12 años. Uno de ellos es también un tratamiento biológico, y los otros dos pertenecen a un grupo de fármacos denominados JAKi (inhibidores de la vía JAK). ¿En qué se diferencian? Imaginaros un termostato de temperatura. Mientras que los tratamientos biológicos conseguirían "apagar" casi completamente una vía concreta de inflamación, los JAKi modularían parcialmente y de forma reversible varias vías patogénicas, y consiguen reducciones del picor muy llamativas en una proporción significativa de pacientes incluso al 2º-3º día de tratamiento.
Espero que este pequeño resumen os haya sido de interés. Estaremos atentos para poderos contar nuevos estudios de la que podemos considerar como la "enfermedad de moda" en estos momentos dentro de la dermatología.