La cirugía con control microscópico o cirugía micrográfica de Mohs es una técnica altamente eficaz para la extirpación de cáncer de piel. Actualmente se realiza en todos los países desarrollados y cada vez se está extendiendo más en los hospitales españoles.
Algunos cánceres de piel tienen “raíces” que pueden extenderse hacia la piel, vasos sanguíneos, nervios o cartílago. Debido a esta razón pueden volver a aparecer después de haber sido extirpados.
La técnica micrográfica de Mohs difiere de otros tratamientos en que permite un examen microscópico inmediato del tumor extirpado de cara a eliminar todas esas las “raíces” y extensiones del cáncer, minimizando las posibilidades de que el tumor se reproduzca. Es la cirugía que consigue los mayores porcentajes de curación.
Por otra parte, al extirpar sólo tejido tumoral y respetar el tejido sano se consiguen los mejores resultados estéticos.
Se trata, por tanto, de una técnica ideal para tratar cánceres localizados en nariz, párpados, labios, dedos y genitales, localizaciones en las que se considera fundamental la conservación de tejido sano por razones estéticas o funcionales.
Es importante destacar que esta técnica no debe utilizarse en todos los casos de cáncer de piel.
Se reserva para:
· Cánceres de piel que han aparecido de nuevo tras un tratamiento previo.
· Cánceres localizados en áreas donde existe riesgo de reproducción del tumor.
· Zonas donde el resultado estético es prioritario.
Este tipo de cirugía se realiza en un centro médico debidamente preparado y exige un equipo de profesionales (un dermatólogo, un patólogo y varios técnicos) formados adecuadamente y coordinados en todo momento, como el equipo médico de CDI.
· Fuimos los pioneros en Madrid, realizando el primer caso de cirugía de Mohs en la capital en 1995 en la Clínica Ruber.
· Hemos realizado más de 1000 intervenciones, teniendo una tasa de curación de más del 98%
· Contamos con una únidad de anatomía patólogica propia en nuestro centro.
· Tenemos un área quirurgica específica para Cirugía de Mohs donde los cirujanos, patólogos y técnicos de laboratorio trabajan de forma coordinada para conseguir los mejores resultados oncológicos y estéticos.
La técnica
El paciente está despierto durante toda la intervención y no experimenta dolor, ya que la zona permanece anestesiada.
1. El área a tratar es esterilizada, marcada y anestesiada.
2. El dermatólogo extirpa el cáncer visible, además de una fina capa de tejido adicional. Este paso dura sólo unos minutos y a continuación el paciente espera a que el tejido sea procesado y examinado.
3. El tejido extirpado se corta en secciones, se tiñen los bordes y se marcan las piezas.
4. Las piezas se congelan en nitrógeno líquido y un técnico realiza finos cortes del borde y fondo de la pieza. Estos cortes se colocan en laminillas de cristal para realizar las tinciones correspondientes y ser observadas al microscopio.
5. El patólogo examina cuidadosamente el 100% de los bordes de cada pieza para poder identificar todas las raíces del cáncer. Si se detecta tumor residual el patólogo nos indica dónde está localizado para dirigir la nueva extirpación. Esta nueva extirpación se realiza sólo donde se ha demostrado que queda tumor.
6. Este proceso se repite tantas veces como sea necesario hasta extirpar todo el cáncer.
7. Cuando el examen microscópico revela que no queda tumor la herida ya se puede cerrar.
No se puede predecir cuánto va a durar la intervención, ya que no se puede estimar el número de “raíces” del tumor. Si sólo fuera necesario realizar un paso la técnica podría durar menos de una hora. Si se precisaran 3 o más la técnica podría alargarse varias horas.
Una vez que todo el cáncer ha sido extirpado, existen varias opciones para la reconstrucción postquirúrgica:
· Dejar cicatrizar la herida de forma natural
· Cerrar el defecto mediante sutura.
· Realizar injerto cutáneo.
· Realizar un colgajo.
Visita guiada de una Cirugía de Mohs, por el doctor Ruiz