¿Qué son los hemangiomas infantiles?
Se clasifican como tumores benignos de origen vascular. Se localizan en la piel y pueden, en ocasiones, estar debajo de ella, ocasionando bultos y deformidades más o menos llamativas. Los hemangiomas suelen aparecer en el momento de nacer o en las primeras semanas. Durante los primeros meses, hasta los 9 meses aproximadamente, experimentan un crecimiento. Este periodo se conoce con el nombre de fase proliferativa. Es muy importante acudir a una Unidad de Hemangiomas y Malformaciones Vasculares cuanto antes para decidir la conveniencia o no de instaurar tratamiento inmediato. A partir del año comienza la fase involutiva, periodo en el que poco a poco va desapareciendo el hemangioma. Sin embrago hasta en un 50% de los casos esta desaparición no es completa y requiere de algún tipo de tratamiento.
¿Cómo evolucionan?
– Fase proliferativa: dura hasta los 9 meses de edad. Durante este tiempo crecen a veces de una forma muy llamativa. En esta fase aparecen la mayoría de las complicaciones, como la ulceración.
– Fase de involución: puede prolongarse hasta los 7-10 años. El hemangioma va desapareciendo paulatinamente de forma espontánea. A menudo, hasta en un 50% de los casos, quedan secuelas más o menos evidentes.
¿Cómo se tratan?
El tratamiento debe ser personalizado y será distinto según el tipo de angioma, su localización o el momento en el que se encuentre.
El abordaje es farmacológico, bien con medicamentos orales o tópicos, y con láser. En algunas situaciones puede ser necesaria la cirugía para mejorar las secuelas que dejan ciertos hemangiomas que no han terminado de involucionar completamente. El objetivo debe ser conseguir la máxima mejoría antes de los 3 años de edad, momento en el que empiezan la escolarización y el niño empieza a ser consciente de lo que tiene. El tratamiento es distinto según el momento en el que se encuentre.
La tendencia natural hacia la desaparición completa de forma espontánea ha motivado que la actitud terapéutica más extendida sea “pasiva”, controlando el crecimiento y permaneciendo a la espera de una desaparición o involución espontánea. Sin embargo, la involución incompleta observada en muchos casos, junto a los avances terapéuticos recientes, está motivando un cambio de los médicos frente a estas lesiones hacia una actitud más “activa” y temprana en relación con el tratamiento. Es muy importante el tratamiento precoz para evitar secuelas o complicaciones como las úlceras y desarrollo posterior de cicatrices o deformidades.