Existen numerosas causas de caída de pelo como, por ejemplo, una dieta baja en proteínas, un déficit de hierro, la toma de algunos anticonceptivos o ciertos medicamentos, el parto, las estaciones, la debida a ciertas enfermedades como las del tiroides, etc.
La más frecuente, sin embargo, es la llamada alopecia androgénica tanto femenina como masculina, que tiene un componente genético, bien heredado de la madre o del padre.
Todas ellas se pueden corregir una vez tratada su causa.
Diagnóstico
Produce un adelgazamiento difuso de los pelos, que se pone más de manifiesto con la edad.
Aun siendo parecida en cierto modo a la que padecen los hombres, en las mujeres progresa más lentamente, tiene una distribución diferente, más difusa, pero más marcada en la parte central del cuero cabelludo y no se produce un retroceso en la linea frontal de implantación, es decir, no produce las llamadas “entradas” de los varones.
Además, las mujeres rara vez llegan a padecer una calvicie manifiesta porque los pelos terminales se sustituyen por vello más fino.
En ambos sexos se produce por una mayor sensibilidad a los andrógenos, es decir, a las hormonas sexuales masculinas. No quiere decir que exista un exceso de dichas hormonas sino una mayor sensibilidad a las mismas.
En el caso de las mujeres, este tipo de alopecia afecta a un 15% de ellas antes de la menopausia y a un 40% después.
Tratamiento
Actualmente su tratamiento no es del todo satisfactorio, sin embargo, desde hace unos años existen algunos procedimientos eficaces en algunos pacientes y se ha abierto la investigación de nuevos fármacos.
Dado que el problema es una especial sensibilidad a las hormonas masculinas (andrógenos), los mejores tratamientos son los llamados antiandrógenos, que neutralizan la acción de estas hormonas en el folículo piloso.