Es el cáncer más frecuente del organismo: representa el 80% del total de los cánceres dermatológicos. Aunque la palabra «cáncer» produce una lógica preocupación, este solo se localiza en la piel y tratado adecuadamente, tiene una probabilidad de curación de más del 95%.
Sin embargo, si no se trata tiene la capacidad de destruir la piel que le rodea o incluso puede extenderse en profundidad llegando a afectar al hueso.
La causa de este tumor es la exposición repetida al sol a lo largo de la vida, como ocurre con agricultores, marineros, las personas que hacen deportes al aire libre, las que practican la jardinería, o las que pasean con frecuencia al aire libre bajo el sol. Además aparece con más frecuencia puesto que, al haber disminuido la capa de ozono, penetran más rayos solares dañinos en la atmósfera de la tierra.
Las personas más susceptibles a tener este tumor son aquellas que tienen ojos y piel clara y pelo rubio o los pelirrojos, aunque nadie está libre de presentar este tumor. Suele aparecer en la edad adulta porque es necesario que pasen bastantes años para que las células de la piel se vuelvan malignas.
Diagnóstico
Como adelantábamos, este tipo de tumor suele localizarse en las zonas del cuerpo no cubiertas como son la cara, los oídos, la nuca o el cuero cabelludo y se presenta con frecuencia como un pequeño grano de color ligeramente rojizo, a veces con un aspecto perlado, con pequeñas venitas en la superficie y que suele picar un poco. Otras veces aparece como una herida pequeña que parece que cura formando una pequeña costra o escama pero que al poco tiempo vuelve a aparecer y no acaba de cerrarse tras varios meses.
Tratamiento
El carcinoma basocelular puede ser tratado mediante crioterapia (congelación), electroterapia (quemado), cirugía convencional, cirugía de Mohs, terapia fotodinámica, quimioterapia o radioterapia.
La elección del tratamiento depende principalmente del tamaño del tumor y de su localización. Con cualquiera de los tratamientos el porcentaje de curación es del 95%.
Los tumores grandes o los que se localizan en ciertas zonas como la nariz, alrededor de los ojos o detrás de la oreja tienen un porcentaje de curación menor y pueden recidivar (volver a aparecer). Por ello, desde hace unos años se aplica la cirugía de Mohs que consiste en analizar la pieza del tumor en el mismo momento de la intervención para ver si queda algún resto del mismo que el ojo humano (en este caso del cirujano dermatológico) no es capaz de ver, para seguir ampliando la zona a tratar.
Con esta técnica se ha demostrado que la tasa de recidivas es mucho menor. No está indicada para todos los carcinomas basocelulares: solo para aquellos que están en esas localizaciones más peligrosas o para los tumores que han reaparecido en alguna ocasión.
Detectados en etapa avanzada a menudo pueden ser difíciles de tratar con radiación y quimioterapia. Varios estudios están probando la eficacia de nuevos medicamentos dirigidos contra los cánceres avanzados de células escamosas. Las células de estos cánceres a menudo tienen una elevada cantidad de proteína EGFR en sus superficies, lo que les puede ayudar a crecer. Los medicamentos que atacan a esta proteína están siendo actualmente objeto de estudios clínicos.
Puesto que se trata de una lesión cancerosa, todos los tratamientos van a producir una cicatriz que será más pequeña cuanto más pequeño sea el tumor y dependerá de la localización del mismo, puesto que hay zonas del cuerpo que cicatrizan peor (como el tronco) y otras mejor (afortunadamente como la cara).