La enfermedad de Bowen es un carcinoma epidermoide «in situ» (intraepidérmico).
La mayoría de los casos se debe a la exposición crónica al sol (a lo largo de muchos años), por lo que suele aparecer en forma de una sola lesión en la cara y el dorso de las manos. En las mujeres, al llevar falda que no protege del sol, también con frecuencia en la zona anterior de las piernas.
Es más habitual en personas adultas y que tienen la piel clara.
Diagnóstico
La enfermedad de Bowen se caracteriza por una mancha de color rojo o parduzco que tiene escamas y cuyo tamaño puede variar entre unos pocos milímetros y varios centímetros.
Esta lesión crece muy lentamente y de forma superficial durante años, lo que hace que la mayoría de las personas no la asocien con una enfermedad maligna. Sin embargo, si no se trata puede llegar a afectar las capas profundas y desarrollar un cáncer de piel. Esto se suele manifestar por una pequeña úlcera o erosión en la superficie y porque al tocarla parece que se ha endurecido.
La lesión se confunde en ocasiones con eczemas, infecciones por hongos, psoriasis u otras enfermedades de la piel. Debido a la semejanza con otras lesiones, en ocasiones hay que hacer una biopsia para confirmar el diagnóstico.
La causa de esta enfermedad es desconocida aunque ya hemos comentado su relación con la exposición al sol.
Tratamiento
Puede tratarse con distintos métodos como la electrodesecación (quemar), la criocirugía (congelar), o con cirugía.
El tratamiento se elegirá en función del tamaño de la lesión y de su localización.
Por supuesto, la protección solar juega un papel importante en la prevención de esta enfermedad, así como en la aparición de otros cánceres de piel.