Puede haber manchas sin (demasiado) sol
No siempre se necesita sol para que aparezca una mancha…
Fundamentalmente hay dos tipos de manchas relacionadas con el sol:
El melasma, que son manchas en frente, mejillas o en labio superior. Se produce por el sol unido a una predisposición especial hormonal como, por ejemplo el embarazo o la toma de anticonceptivos. Se perciben más en pacientes con tez oscura (fototipos altos).
Los lentigos solares son manchas bastante redondeadas, de varios milímetros de diámetro, que aparecen en la región facial de pacientes a partir de los 30-40 años.
Está relacionado claramente con la exposición solar acumulada. A medida que avanza la edad, más frecuente es observarlas no sólo en cara, sino también en otras zonas como el escote o el dorso de las manos.
Otras circunstancias y sustancias que las animan a salir fuera de temporada.
Hay muchos factores ambientales que se han implicado en diversas patologías cutáneas como la rosácea, dermatitis atópica, acné, psoriasis o alopecia areata. Estos son los cambios metereológicos, el estrés, la falta de sueño, la alimentación (dietas con alto índice glicídico) y factores de nuestra "nueva realidad" como el uso de mascarilla o geles desinfectantes y lavado frecuente de manos.
En lo que a la hiperpigmentación se refiere, hay estudios que vinculan la polución ambiental (partículas ambientales y dióxido de nitrógeno) y la acción de los radicales libres con el desarrollo de léntigos solares. Es decir, que afirman que puede haber manchas sin demasiado sol.
La contaminación digital o luz azul (la que desprenden dispositivos electrónicos como tabletas o smartphones), también se han relacionado con la aparición de manchas cutáneas.
Además, está descrita una interacción entre los factores ambientales y los genes, de tal forma que ciertas "variantes" en algunos genes podrían hacernos más propensos al desarrollo de léntigos solares.
¿Se tratan de la misma manera que las que salen por el sol?
En el melasma se emplean tratamientos tópicos despigmentantes, que bien pueden emplearse de forma única o combinada con láseres de baja potencia.
Estos logran hacer múltiples orificios microscópicos o "canales" que facilitan su penetración y que consiguen con ello potenciar la eficacia de los mismos.
Los léntigos solares pueden tratarse con diferentes tipos de láser en 1-3 sesiones de tratamiento normalmente.